La especialista en materiales de construcción y estructuras, plantea la posibilidad de usar agregados, distintos de los pétreos, en cementos de baja resistencia.
Por Analucía Guzmán Boza. 30 septiembre, 2015.La máster en ingeniería civil Gaby Patricia Ruiz Petrozzi explicó durante las conferencias “Research and Innovation Seminars”, realizadas por la Facultad de Ingeniería de la UDEP, que existe una gran posibilidad de usar los residuos óseos de la concha de abanico como reemplazo de materiales agregados del concreto.
‘Evaluación experimental del uso de la conchas de abanico como reemplazo de agregados pétreos en concreto hidráulico con cemento Portland’ es el nombre de la exposición que presentó la docente de la Facultad de Ingeniería de la UDEP.
Durante su exposición, afirmó que las últimas tendencias en materiales de construcción en la ingeniería civil buscan encontrarle el aprovechamiento a los residuos de las actividades industriales o urbanas. “En Piura tenemos el grave problema del desecho de la valva de la concha de abanico sin ningún tipo de tratamiento para reducir los peligros a la salud. Un paliativo sería utilizarla granulada, como reemplazo de piedra o arena en el concreto”, indicó.
Sobre la resistencia de los materiales, la experta indicó que los cambios sobre la resistencia del concreto en estado fresco y seco son mínimos, y estos cambios disminuyen al triturar adecuadamente las conchas de abanico para que por su forma irregular esto no afecte notablemente el normal comportamiento del concreto. Otra cosa a tener en cuenta es el límite de reemplazo, este está contemplado entre un 20 y 40 % de uso de este agregado de conchas de abanico en lugar de los agregados habituales (piedra y arena). Por eso se propone usar este agregado en concretos de baja resistencia y en aplicaciones en las que la durabilidad no sea un requisito tan exigente.
Para la ingeniera, experta en materiales de construcción, la gran ventaja es que no se requiere un procesamiento complejo para acondicionarlas como agregados en el concreto, lo que reduce el consumo energético y las emisiones contaminantes. “Al usar los residuos reducimos el impacto de estos residuos orgánicos arrojados al medio ambiente sin ningún tipo de tratamiento adecuado”, aseguró.
Según la experta, en los últimos cinco años los botaderos municipales de valvas de conchas de abanico se han convertido en montañas de desechos, y todo ello sin ningún tratamiento previo para evitar los focos infecciosos. En Nigeria se usan los caracoles como reemplazo de gravilla en el concreto, aunque de modo artesanal y en otros países se sigue investigando con otros moluscos bivalvos como los mejillones, las ostras, etc.
“Nos encontramos en una etapa experimental, evaluando qué cantidad de agregados podemos reemplazar en el concreto, con estos resultados podríamos estimar la rentabilidad. Nuestro proyecto es un punto de partida para que más adelante se encuentren oportunidades de desarrollo económico”, concluyó.